edumursa’s blog

Rodrigo

11 Diciembre 2021 · No hay Comentarios

Rodrigo, mejor dicho: su cadáver, apareció en las aguas del puerto. Tenía setenta años y, por la evolución de los fenómenos cadavéricos (enfriamiento livideces, rigidez…) se pudo estimar que habrían transcurrido unas 24 horas desde el momento de la muerte.

Cuando un cadáver es hallado en el agua se plantea lógicamente como hipótesis más probable la muerte por ahogamiento (sumersión decimos en medicina legal). Siempre hay que distinguir dos grupos de signos:

Los primeros y más evidentes son los que derivan de la permanencia del cuerpo en el agua lo que produce ciertos cambios en el aspecto externo del cadáver que son característicos.

En el informe escribí: “Llama la atención la maceración de la piel en las plantas de los pies y las palmas de las manos”. Efectivamente; como todos sabemos, cuando la piel permanece un tiempo prolongado bajo el agua se produce la maceración de la misma tomando un aspecto blanquecino y engrosándose, dando lugar también a la aparición de arrugas sobre todo en aquellos lugares en que la capa de queratina de la piel es más gruesa como en las palmas de las manos y plantas de los pies. En los tratados de medicina legal se describe este aspecto de las manos como “manos de lavandera”. En ocasiones es tan pronunciado este fenómeno que llega a desprenderse la capa córnea de la piel en forma de dedil o de guante.

El enfriamiento del cadáver en un medio líquido también es mucho más rápido por la conductividad térmica que es mucho mayor en los líquidos que al aire que es más bien un aislante por ser poco conductivo. Lógicamente depende de la temperatura del líquido, mucho menor en invierno (este caso se produjo en noviembre). Esa pérdida del calor corporal que se produce provoca la reacción del organismo para ahorrar calor en forma de vasoconstricción de la piel (disminuye el aporte sanguíneo a la piel para evitar pérdida de calor) esto lo notamos nosotros cuando hace frío en que las regiones más expuestas y más distales (las manos, las orejas… palidecen y se muestran frías al tacto). También se contraen los músculos erectores del vello y se nos pone la “piel de gallina”. En el cadáver este fenómeno se describe como “cutis anserina”. Quizás al producirse la muerte la rigidez que va afectando a todos los músculos del cuerpo hace que en estos cadáveres se aprecie este fenómeno por instaurarse más rápidamente en estos casos. Pero en el caso de Rodrigo esto no lo aprecié.

En cuanto a las livideces (esas manchas amoratadas que aparecen en el cadáver al detenerse la circulación sanguínea y quedar la sangre depositada en las partes más bajas del cuerpo por acción de la gravedad) en el caso de quedar en el agua cuya densidad es tan similar a la de nuestro cuerpo, y éste casi flota y debido a los movimientos de la misma, el cuerpo va adoptando diversas posiciones cuando hay profundidad suficiente por lo que las livideces no se sistematizan y “fijan” en una posición determinada, resultando por lo tanto más difusas y menos aparentes. A ello se suma el hecho en el caso de la verdadera muerte por sumersión de que el líquido llega a penetrar en los pulmones y de allí, tras producirse la rotura de los alveolos pulmonares, pasa a la circulación sanguínea con lo cual la sangre se encuentra en parte diluida y por tanto las livideces serían más claras, menos intensas ya de por sí.

El segundo grupo de signos reúne aquellos que derivan verdaderamente de la sumersión; es decir: del paso de agua a los pulmones y de allí al torrente sanguíneo, llegando a provocar la muerte por asfixia ya que se interrumpe el intercambio gaseoso en los pulmones.

Por tanto, para el diagnóstico de la muerte por sumersión hacen falta estos últimos signos, los primeros sólo indican que un cuerpo ha estado en el agua por un tiempo más o menos prolongado.

En el caso de Rodrigo dichos signos estaban presentes: ambos pulmones francamente aumentados de volumen y de coloración oscura. Al abrirlos mediante los cortes habituales se percibía crepitación y gran cantidad de sangre espumosa. El corazón contenía escasa cantidad de sangre en el ventrículo izquierdo y abundante en el derecho.

En el interior del estómago se encontró un volumen elevado de agua (unos 700 c.c.) índice de que había llegado allí por deglución, lo que significa que estaba vivo bajo el agua. (Se admite que de forma pasiva podría llegar alguna cantidad de agua al estómago en un cadáver sumergido pero nunca más de 500 c.c.)

Uno de los interrogantes que se plantea siempre en una muerte violenta es la etiología médico-legal; es decir: si se trata de un suicidio, un homicidio o un accidente. Las tres serían posibles en este caso pero la del homicidio es muy poco frecuente por este procedimiento pues lo habitual es acabar con la víctima por otros medios (lo que se descartó en este caso ya que la causa de la muerte fue la asfixia por sumersión y no otras violencias) y arrojar después el cadáver al agua asegurándose de que sea difícil de encontrar. En cuanto al suicidio por sumersión sólo se da en casos en que el sujeto no sepa nadar y se arroje a aguas profundas o bien tome la medida de asegurarse el no poder salir a flote como atarse algún objeto muy pesado y también suelen conocerse antecedentes de intentos anteriores por otros procedimientos.

Por lo tanto y provisionalmente, contando tan sólo con los datos obtenidos del levantamiento del cadáver y la autopsia, se concluyó que la causa más probable era accidental y podría deberse al estado resbaladizo del muelle ya que dicho día fue lluvioso y parece ser que el mar estaba agitado, a ello se pudo unir la oscuridad de la noche y quizás, teniendo en cuenta su edad alguna indisposición súbita o bien el estado de embriaguez si bien no se pudo encontrar en el estómago restos de alcohol, remitiendo muestras de sangre al laboratorio para confirmar o descartar la posible intoxicación etílica.

En todo caso la investigación ulterior corresponde a la policía judicial, para que, al final y con el conjunto de todos los datos obtenidos y no sólo los que puede aportar el médico forense, sea posible llegar a una conclusión sobre la existencia o no de un hecho delictivo del que hubiera que averiguar la identidad del criminalmente responsable para proceder a su enjuiciamiento en tal caso.

Categorías: Mis muertos
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